Cuando encuentres gente perfecta, entonces hallarás una iglesia perfecta...
Muchas veces he escuchado a creyentes quejarse repetidamente de cosas que pasan en sus iglesias, cosas con las cuales se muestran en desacuerdo.
El Señor dijo: "el que esté libre de pecado, que lance la primera piedra" (Juan 8:7). Así que, para ser sincera, debo reconocer que yo también me he quejado algunas veces (aunque tampoco es algo que tengo por costumbre). Y teniendo en cuenta la naturaleza del ser humano, es bastante seguro que usted, amigo lector, también lo habrá hecho en algún momento. ¿O no?
Bueno, por eso hoy he querido escribir sobre el tema, pues esto es algo que ocurre en las iglesias cristianas frecuentemente (o quizás, con demasiada frecuencia).
El Señor dijo: "el que esté libre de pecado, que lance la primera piedra" (Juan 8:7). Así que, para ser sincera, debo reconocer que yo también me he quejado algunas veces (aunque tampoco es algo que tengo por costumbre). Y teniendo en cuenta la naturaleza del ser humano, es bastante seguro que usted, amigo lector, también lo habrá hecho en algún momento. ¿O no?
Bueno, por eso hoy he querido escribir sobre el tema, pues esto es algo que ocurre en las iglesias cristianas frecuentemente (o quizás, con demasiada frecuencia).
Como punto de partida, quiero decir que no ha habido, no hay, ni habrá iglesia perfecta en esta tierra; porque, al fin y al cabo, la iglesia somos nosotros, la gente. Y ya que la gente no somos perfectas, entonces las iglesias (como organizaciones en sí) tampoco nunca, jamás lo serán.
Y estar conscientes de esa realidad es algo que le ahorraría muchos sinsabores, decepciones y amarguras a más de cuatro cristianos por ahí.
Quizás alguna vez habrás escuchado o leído frases como:
"En la iglesia no hallaremos gente perfecta; solo gente que, al menos, se esfuerza por llegar a serlo..."
"La iglesia verdadera es un montón de gente imperfecta, pero que ama a un Dios perfecto..."
"La iglesia no es un museo de santos; es un hospital de pecadores..."
"Advertencia: Iglesia en remodelación; Cristo está transformándola..."
"Los cristianos no somos perfectos; solo perdonados... "
Frases como esas pareciesen argumentos de excusa para justificar las cosas incorrectas que ocurren en las iglesias. Pero, gústenos o no, dichas frases simplemente reflejan la innegable realidad de que, aunque estemos en una iglesia, todavía no estamos en el cielo. Ojalá la iglesia siempre fuera como un pedacito de cielo aquí en la tierra. Pero lamentablemente, no ocurre así.
1. La iglesia primitiva tampoco fue perfecta:
"La iglesia verdadera es un montón de gente imperfecta, pero que ama a un Dios perfecto..."
"La iglesia no es un museo de santos; es un hospital de pecadores..."
"Advertencia: Iglesia en remodelación; Cristo está transformándola..."
"Los cristianos no somos perfectos; solo perdonados... "
Frases como esas pareciesen argumentos de excusa para justificar las cosas incorrectas que ocurren en las iglesias. Pero, gústenos o no, dichas frases simplemente reflejan la innegable realidad de que, aunque estemos en una iglesia, todavía no estamos en el cielo. Ojalá la iglesia siempre fuera como un pedacito de cielo aquí en la tierra. Pero lamentablemente, no ocurre así.
1. La iglesia primitiva tampoco fue perfecta:
Esa imperfección de la iglesia del Señor no es nada nuevo. Incluso, aparece repetidamente en la Biblia.
En el libro de los Hechos de los Apóstoles se nos muestran varios casos (para nada bonitos), que tuvieron lugar en la iglesia primitiva (o sea, en los primeros años de la iglesia cristiana, mientras aún vivían los apóstoles).
En varias de sus epístolas, el apóstol San Pablo dedica algunas páginas a corregir los errores, malas prácticas y pecados que se daban en ciertas iglesias (incluso en algunas que él mismo había fundado o pastoreado en algún momento). Hasta le tocó amonestar personalmente, duramente y enfrente de todos, al propio apóstol Pedro por algo incorrecto que éste estaba haciendo.
También, en las cartas o epístolas de Pedro, de Juan, de Judas y de Santiago, todos ellos advierten de cosas que sucedían y sucederán entre el pueblo de Dios; y que los cristianos debemos evitar.
Es más, en el libro de Apocalipsis, el mismo Señor Jesús le revela al apóstol Juan los mensajes específicos para siete iglesias. Y aunque Jesucristo las elogia por las cosas buenas que halló en cada una de ellas, también a varias les reprende duramente, por algunas malas prácticas y falsas doctrinas infiltradas.
Así, por ejemplo, la Biblia documenta que, entre los primeros cristianos, se dieron casos de engaños, mentiras y avaricia; murmuraciones, carnalidades, inmadurez y celos; inclusive, un vergonzoso caso de fornicación e inmoralidad entre familiares. También, hubo litigios legales entre hermanos que llegaron hasta los tribunales, divisiones y disensiones, glotonerías y embriaguez a la hora de tomar la Santa Cena del Señor; y desorden al ejercer los dones espirituales. Además, se nos habla de blasfemias cometidas, abandono y apostasía, así como acepción de personas, dándole trato especial a los ricos, por encima de los pobres. Igualmente, hubo engañadores y aprovechados; y otros, vagos que no querían trabajar y andaban de ociosos y mantenidos. También surgieron desacuerdos entre líderes, y hubo casos de líderes envanecidos, manipuladores y cizañeros, e incluso disputas doctrinales en la iglesia cristiana, al punto en que fue necesario hacer un concilio general con los apóstoles, para aclararlas. También algunos otros se levantaron diciendo que ya el rapto había sucedido; otros se volvieron legalistas, y varios se apartaron de la fe, siguiendo doctrinas falsas. Todo lo anterior es solo por mencionar algunos ejemplos (pueden leer los pasajes de cada caso, pulsando los enlaces de este párrafo).
Así, en esta iglesia de los primeros cristianos, hubo faltas, imperfecciones e incluso algunos pecados por parte de las "ovejas negras" (que nunca faltan en la viña del Señor); e incluso, por parte de algunos líderes bien intencionados y que amaban a Dios; pero que, como humanos que eran, cometieron errores o fallaron en un momento dado.
Ananías y Safira murieron por su amor al dinero y por mentirle a Dios. |
Pablo y Bernabé estuvieron en gran desacuerdo, al punto en que ya no siguieron juntos en sus viajes misioneros, y se separaron, tomando distintos rumbos. |
En el concilio de Jerusalén se reunieron los apóstoles para aclarar desacuerdos doctrinales y sentar pautas generales para la iglesia. |
Diótrefes quería ocupar la preminencia y no permitía que los creyentes recibieran a otros hermanos, expulsaba de la iglesia a los que lo hacían y levantaba cizañas contra el apóstol Juan. |
Cuando Pablo estaba en la cárcel, Demas lo abandonó, volviendo al mundo y apartándose de la fe. |
Reitero, cosas como esas tienen gran similitud con casos que suceden hoy en las iglesias. ¿Lo ven? No es nada nuevo. Pero el hecho de que sea así, no significa que esté correcto. De que existen cosas así en las iglesias de hoy, existen. Y de que están mal, están mal. Eso es innegable. No podemos tratar de tapar el sol con un dedo.
Pero lo que quiero enfatizar aquí es que la iglesia de Cristo de ese entonces no dejó de ser Su iglesia, simplemente por las cosas malas que sucedían en ella. Y lo mismo se aplica para hoy. Aunque haya muchas cosas incorrectas en la iglesia cristiana de hoy, no por eso deja de ser la iglesia de Cristo.Y eso me lleva al siguiente punto:
2. Los errores de unos pocos no empañaron lo bueno de la iglesia primitiva, ni tienen por qué hacerlo con la iglesia de hoy:
Es que no todo era malo en la iglesia primitiva. Más bien diría yo que lo negativo fue la excepción, no la regla. En la Biblia también se nos muestran multitud de hechos poderosos de Dios y las maravillas que él puede hacer (y de hecho, hace) a través de sus hijos que de veras le aman, le siguen, le sirven y se rinden a él por completo. Y esto fue algo evidente a todo lo largo del Nuevo Testamento.
En la iglesia primitiva también era palpable la fidelidad, amor, sabiduría, valor y poder de los creyentes genuinos, los que de veras eran siervos de Jesucristo. Muchos de ellos derramaron sudor y lágrimas, hicieron grandes sacrificios, sufrieron dolores y persecusiones, y hasta dieron su vida, literalmente, por servir a aquel poderoso y verdadero Dios en el cual habían creído. Todo aquello sí que era y es digno de alabanza y ejemplo.
Miles de los primeros cristianos murieron como mártires, sufriendo torturas y muertes horrendas, solo por creer y seguir a Cristo. |
Así, en tiempos de los apóstoles, las transgresiones de unos pocos malos cristianos no invalidaron la dignidad, honor y esplendor de toda la iglesia del Señor. Y lo mismo ocurre hoy:
Por cada mal "cristiano" (o mejor dicho, "cristino") carnal, engañador, aprovechado, pecador, falso o sinvergüenza (que ciertamente los hay en las iglesias), también hay muchos, pero muchísimos cristianos verdaderos que aman y siguen a Dios, y que son muestra, día a día, de un veraz y auténtico testimonio de lo que significa creer en Jesús y vivir para él. No todo está perdido en la iglesia de hoy (como algunos cristianos fatalistas y negativos suelen decir).
Algo similar pensó Elías, pues él estaba convencido dentro de sí de que era el último bastión de los que seguían a Jehová (ya que la gran mayoría de la nación había caído en idolatría y otros pecados, y también habían matado a muchos de los profetas de Dios). Pero el Señor le mostró a Elías que él no estaba solo, y que aún quedarían 7000 personas que seguirían al Dios verdadero, tal como él mismo lo estaba haciendo.
Bien dice un refrán: "Hay de todo en la viña del Señor". Pero creo que, mucho más que centrarnos en ver solamente las cosas negativas en la iglesia cristiana, deberíamos alegrarnos de que, hoy por hoy, hay miles y millones de hombres, mujeres, niños, niñas, jóvenes y ancianos de toda lengua, pueblo, tribu y nación que, alrededor del mundo, son la diaria complacencia del Señor:
"Para los santos que están en la tierra, y para los íntegros, es toda mi complacencia."Salmos 16:3
3. Nunca faltan los cristianos acusadores y "súper perfectos" en la iglesia de hoy:
Hay muchos cristianos que se ufanan de que ellos "no se congregan en ninguna iglesia", porque "no lo necesitan", pues "solo dependen de Dios". Algunos otros han recibido golpes tan duros en la vida, debido precisamente a cosas malas que pasan en las iglesias, que han decido jamás volver a pisar una. También hay por ahí quienes argumentan que "ya no existe ninguna iglesia que no esté dañada o mal", ni tampoco alguna que predique y viva "la sana doctrina" (o lo que, al parecer de ellos, lo sea). Incluso conozco a algunos que dicen que ellos solamente "se congregan por internet", pues, según cuentan, solo allí encontraron una iglesia "sana".
Pero, paradójicamente, esos mismos cristianos (para los cuales ya no existe en el planeta ni una sola iglesia "que valga la pena"), suelen ser los que menos fruto muestran en su vida sobre lo que es ser y vivir como un cristiano verdadero. Eso me parece una contradicción y un doble discurso de su parte.
Generalmente, estos cristianos suelen ser amargados, criticones, murmuradores, acusadores, rencorosos e inconstantes; no saben perdonar, no ganan almas para Cristo, son movidos fácilmente de su modo de pensar o confunden a otros con sus propias doctrinas erróneas que ellos mismos fabrican; solo andan hablando cosas negativas, se sienten frustrados de la vida, no tienen una actitud de alabanza a Dios, y jamás pueden hallar nada bueno en ninguna iglesia del Señor. Su propia vida es un caos, y tienen demasiados conflictos internos sin resolver. No son felices consigo mismo, y mucho menos, con Dios. Tienen un dedo acusador más grande que los guantes que usan los fanáticos de los equipos deportivos. Pero su arrogancia no les permite comprender ni aceptar que ellos también están muy lejos de ser perfectos, y que no son nada mejores que aquellos cristianos a los cuales, con tanta inquina, se empeñan en menospreciar y criticar.
Imagínense ustedes si estos cristianos negativos de hoy hubiesen estado en Antioquía cuando Pablo regañó públicamente a Pedro ante toda la iglesia, porque este último cometió el error grave de portarse hipócritamente con algunos hermanos y de ser un "doble cara". A ojos de estos acérrimos acusadores de hoy, el gran apóstol Pedro tendría que haber sido desechado para siempre (por Dios y por los hombres). Si hubiese dependido de ellos, nunca habrían incluido, como parte de la Biblia, las epístolas que Pedro escribió después. Y todo, simplemente porque, años atrás, él se equivocó y actuó mal. Es más, si estos acusadores de hoy hubiesen sido compañeros discípulos de Pedro, jamás le hubieran perdonado el haber negado al Señor Jesús, y hasta le hubieran prohibido la entrada al aposento alto, donde se congregaban todos los apóstoles, pues a ojos de ellos, Pedro sería un vil traidor, casi igual a Judas.
Sin embargo, aunque Pedro cometió errores, después recapacitó, se arrepintió y cambió. Y sus errores fueron como nada, si los comparamos con las muchas proezas que después hizo en Dios. El Señor lo siguió usando en gran manera hasta el día de su muerte (la cual, por cierto, fue precisamente por causa del Evangelio). ¿Cuántos de nosotros pudiéramos decir que llevamos gloria similar? Yo creo que ninguno.
Estos mismos cristianos quejumbrosos de hoy, quizás también hubieran aceptado como ciertas las falsas habladurías de Diótrefes contra el fiel apóstol Juan. Es más, muy seguramente, el Apocalipsis (que Jesús mismo le reveló a Juan), ellos lo hubieran tomado como una magistral locura de parte de un Juan que, ante ellos, estaba "fuera de orden". Todo, porque le habrían hecho caso a los bochinches que el susodicho Diótrefes les dijera.Y qué decir del rey David. Es innegable que él pecó contra Dios y contra su prójimo (mintiendo, engañando, cometiendo adulterio y siendo el autor intelectual del asesinato de un hombre inocente y temeroso de Dios). Así que, si estos cristianos acusadores de hoy hubiesen estado allí, le hubiesen exigido a David que abdicara al instante. Y seguramente, a ojos de ellos, aquel "dulce cantor de Israel" nunca más volvería a ser digno de componer ni un salmo más; pues simplemente lo considerarían "un hipócrita" si siquiera osara atreverse a "alabar a Dios" de nuevo. Es más, ellos hasta habrían retirado del canon bíblico todos los salmos compuestos por David. Si de ellos dependiera, jamás hubiéramos conocido el Salmo 23.
Sin embargo, aún después de los pecados de David, Dios lo sigue llamando su siervo, lo pone como ejemplo ante otros reyes y expresa que él fue un hombre conforme al propio corazón de Dios:
"...Les levantó por rey a David, de quien (Dios) dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero."Hechos 13:22
"Tú no has sido como David mi siervo, que guardó mis mandamientos y anduvo en pos de mí con todo su corazón, haciendo solamente lo recto delante de mis ojos."1 Reyes 14:8
Me llama la atención que Dios dijo que David hizo solamente lo recto ante él. Pero sabemos que David no solamente hizo lo recto, sino que cometió notorios pecados. Entonces, ¿por qué será que Dios se habrá expresado así de David? Pienso yo que es porque, una vez que David se arrepintió ante Dios y enderezó sus pasos, Dios ya no le tomó más en cuenta sus pecados pasados:
"Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados."Isaías 43:25
"El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados."Miqueas 7:19
Cuando un hijo o hija de Dios se arrepiente verdaderamente de su pecado, le pide perdón a él y se aparta de lo malo, el Señor lo perdona.Y Dios no anda después revolviendo el pasado y sacándole en cara los pecados (como acostumbran hacerlo los cristianos acusadores). Estos quizás no logran comprender lo que es la misericordia de Dios.
Al parecer, estos acusadores se creen más "justos" que el propio Dios; así que jamás pueden olvidar en esta vida un pecado cometido por algún hermano en Cristo (aunque ya Dios lo haya perdonado y restaurado). Ah, pero eso sí: cuando son ellos mismos quienes requieren ser comprendidos, soportados y ayudados, entonces sí hay que sobrellevarlos en todo.
Es común encontrar a creyentes (y conozco a varios así) que, cuando tal o cual hermano (llámese laico, líder, predicador o cantante) comete algún pecado, o muestra alguna actitud que evidentemente no es correcta, o dice o hace algo con lo cual ellos no están de acuerdo (aunque no sea necesariamente un pecado), entonces esa persona "muere" para ellos y la desechan para siempre. Y los he escuchado decir así mismo con toda arrogancia: "El hermano Fulano ya murió para mí"; o incluso: "El hermano Sutano ya cayó de mi gracia".
Sin importar cuánto tiempo pase desde el error cometido, ni cuánto esa persona se arrepienta de su pecado, ni cómo Dios lo haya restaurado, ni lo fiel a Dios que haya sido antes, ni cuán hermosamente Dios lo vuelva a utilizar; nada de eso les vale a aquellos cristianos acusadores y "perfectos". Lo único que ellos deciden ver es que ese hermano o hermana hizo tal o cual cosa mala; y por eso, deben quedar "marcados" para siempre.
Y aunque parezca ilógico, he conocido a hermanos que tienen el descaro de actuar y expresarse así, pero ellos mismos han caído en pecados similares o peores en el pasado (aún después de conocer a Cristo y ejercer un ministerio). Sin embargo, a ellos Dios les dio una segunda y hasta una tercera oportunidad. Y hoy, por la misericordia de Dios, él los ha acogido en sus brazos, los ha levantado otra vez y les ha permitido servirle nuevamente en tal o cual ministerio. Entonces, ¿por qué ellos no pueden ser así también con otros? Quizás sea porque ellos son "perfectos" y "superiores" a los demás mortales.
Al parecer, estos acusadores se creen más "justos" que el propio Dios; así que jamás pueden olvidar en esta vida un pecado cometido por algún hermano en Cristo (aunque ya Dios lo haya perdonado y restaurado). Ah, pero eso sí: cuando son ellos mismos quienes requieren ser comprendidos, soportados y ayudados, entonces sí hay que sobrellevarlos en todo.
Es común encontrar a creyentes (y conozco a varios así) que, cuando tal o cual hermano (llámese laico, líder, predicador o cantante) comete algún pecado, o muestra alguna actitud que evidentemente no es correcta, o dice o hace algo con lo cual ellos no están de acuerdo (aunque no sea necesariamente un pecado), entonces esa persona "muere" para ellos y la desechan para siempre. Y los he escuchado decir así mismo con toda arrogancia: "El hermano Fulano ya murió para mí"; o incluso: "El hermano Sutano ya cayó de mi gracia".
Sin importar cuánto tiempo pase desde el error cometido, ni cuánto esa persona se arrepienta de su pecado, ni cómo Dios lo haya restaurado, ni lo fiel a Dios que haya sido antes, ni cuán hermosamente Dios lo vuelva a utilizar; nada de eso les vale a aquellos cristianos acusadores y "perfectos". Lo único que ellos deciden ver es que ese hermano o hermana hizo tal o cual cosa mala; y por eso, deben quedar "marcados" para siempre.
Y aunque parezca ilógico, he conocido a hermanos que tienen el descaro de actuar y expresarse así, pero ellos mismos han caído en pecados similares o peores en el pasado (aún después de conocer a Cristo y ejercer un ministerio). Sin embargo, a ellos Dios les dio una segunda y hasta una tercera oportunidad. Y hoy, por la misericordia de Dios, él los ha acogido en sus brazos, los ha levantado otra vez y les ha permitido servirle nuevamente en tal o cual ministerio. Entonces, ¿por qué ellos no pueden ser así también con otros? Quizás sea porque ellos son "perfectos" y "superiores" a los demás mortales.
"Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento."
Mateo 9:13
Nunca te creas más santo que los demás (Isaías 65:5). |
Esos criticones se parecen más bien a los que pretenden sacar la paja del ojo del hermano, sin sacarse primero la viga de su propio ojo. Y actuar así, es algo que Dios reprende duramente:
"(Aquellos) que dicen: Estate en tu lugar, no te acerques a mí, porque soy más santo que tú; éstos son humo en mi furor, fuego que arde todo el día."
Isaías 65:5
4. No pongas a nadie en un pedestal, porque podrías salir defraudado.
Si hay algo que aprendí desde mis inicios en los caminos cristianos es a nunca poner los ojos en las personas, ni idealizar a nadie, ni sitiarlo en un pedestal. Entendí que se puede esperar casi cualquier cosa, de casi cualquier persona. Y teniendo presente esa realidad, eso me evitó muchos sinsabores, desánimos o decepciones en mi vida cristiana.
Desde mis primeros años de convertida al Señor, y siendo aún adolescente, me tocó ver o conocer de casos de pecados "escandalosos" en algunas iglesias cristianas evangélicas, tanto por parte de laicos que yo conocía, como de obreros, líderes o pastores; e incluso, de cantantes y de predicadores internacionales de renombre.
Si yo hubiese tenido mis ojos puestos en esas personas, quizás me hubiese sentido defraudada, y dichas noticias me hubiesen afectado muy negativamente. Pero, a Dios gracias, nunca me acostumbré a idealizar a nadie, pues entendí que...
Si yo hubiese tenido mis ojos puestos en esas personas, quizás me hubiese sentido defraudada, y dichas noticias me hubiesen afectado muy negativamente. Pero, a Dios gracias, nunca me acostumbré a idealizar a nadie, pues entendí que...
...No existen los "super cristianos", y que todos somos tan humanos como cualquier otro. Nadie es infalible.
Pero aún en el día de hoy me asombra ver a creyentes aparentemente maduros en la fe, que de veras aman a Dios, pero que con toda facilidad idealizan a tal o cual hermano o hermana, simplemente porque Dios los usa de una u otra forma. No se dan cuenta de que, más importante que los dones, son los frutos del cristiano. Y resulta que, como los sitúan sobre un pedestal (por así decirlo), se ciegan o se hacen de "la vista gorda" ante los errores humanos de esa persona. Y después se sienten grandemente decepcionados cuando sale a relucir que el susodicho hermano o hermana no era más que una moneda de cobre, solo que bañada en oro.
También hay casos diferentes, en los cuales no es que se trate de un hipócrita o de un falso hermano al cual la gente idolatra engañadamente. Sino que también hay siervos y siervas fieles a Dios, a quienes el Señor verdaderamente usa en gran manera; pero que, por cosas de la vida, terminan cayendo en tal o cual pecado. En ese caso, los cristianos que admiraban a esa persona o la tomaban como modelo, sienten entonces que su mundo se les derrumba; y más aún, si era alguien a quien conocían personalmente y apreciaban. Y al final, se convierten en los más despiadados detractores de aquella misma persona de la cual antes hablaron maravillas a diestra y siniestra.
Por algo el Señor nos advirtió claramente lo siguiente:
"Puestos los ojos EN JESÚS, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar."
Hebreos 12:2-3
Si pongo mis ojos solamente en Jesús, puedo tener por seguro que él nunca me decepcionará ni me defraudará. Si mi universo es solo él, no importarán todas las cosas terrenales que pudieren derrumbarse; mi fe estará siempre firme en mi Dios. Yo no sigo a ningún pastor, ni evangelista, ni predicador, ni iglesia, ni doctrina, ni organización, ni concilio, ni denominación. Ninguno de ellos me salvó. Yo solo sigo a Cristo Jesús, el único que me salvó.
En el versículo arriba citado dice que pongamos los ojos en Jesús y consideremos todo lo que él hizo, a fin de que "nuestro ánimo no se canse hasta desmayar". Es que aquellos que no se centran en Cristo, sino en otras cosas, siempre estarán propensos a desmayar en el camino, o incluso a claudicar.
Precisamente por eso es que algunos se apartan del camino del Señor. Porque pusieron sus ojos o su fe en personas, en organizaciones, en iglesias o en doctrinas. Y luego, como obviamente éstas cosas no son infalibles, tarde o temprano llegó el momento en que éstas les fallaron. Y entonces, como se sintieron defraudados, engañados, utilizados o lastimados emocionalmente por tal o cual persona, se apartan de Dios y no quieren volver a pisar una iglesia, pues argumentan que hay muchos falsos cristianos en ellas. ¡Y por supuesto que los hay! ¡Pero eso no es razón para apartarse del Señor!
Son gente que han perdido la fe "en la iglesia". Pero, ¿quién les mandó a poner su fe "en la iglesia"? Allí está su error fatal. La fe debe estar puesta solo en Cristo Jesús. Y como pierden su fe en la iglesia, pierden también su fe en Jesús, como si fueran la misma cosa. Pero, ¡son dos cosas totalmente distintas!
¿Quién nos salvó? ¿Una iglesia, una organización o una persona? ¡No! Jesucristo fue el único que nos salvó. Entonces, ¿por qué voy a dejarlo a él debido a las malas cosas que me encuentre en el camino, las cuales él ni siquiera las causó? ¡Eso no es admisible!
Quien genuinamente siga el Camino de Cristo, por torpe que sea, no se extraviará. |
¿Acaso es válido que, habiendo Jesucristo dado todo por mí y siendo el Dios a quien todo lo debo, decida yo, en desquite, apartarme de él porque tal o cual persona de la iglesia, o la iglesia misma en sí, me causó algún mal? Ese no es un argumento válido en ninguna manera.
Por eso digo que es inmadurez, porque alguien que hace eso no está bien cimentado en Dios. No importa si alguien es nuevo o viejo en la fe. Si de veras ha creído en Jesucristo y él vive en su corazón, ténganlo por seguro que, por cosas así, no se apartará de este Camino, porque el Camino es Cristo. Eso no lo digo yo, lo dice la Biblia:
"Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará."
Isaías 35:8
5. El perfeccionamiento de la iglesia de Cristo es un proceso que aún está en desarrollo.
Como mencioné al inicio de este post, no ha habido ni habrá iglesia perfecta, sino solo hasta que Cristo venga. El Señor trabaja diariamente en su iglesia para perfeccionarla. Pero dicha tarea él la terminará solo cuando venga por ella.
"Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo."
Filipenses 1:6
La iglesia es santa porque Cristo la lavó y la santificó. Es justa, porque Cristo la justificó por su sacrificio. Pero nada de eso es por méritos propios nuestros. No hicimos nada para ganarlo.
"...Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha."
Efesios 5:25-27
Pero esa es una tarea que aún no ha terminado:
"A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí... recibe su crecimiento para ir edificándose en amor."
Efesios 4:12-13,16
Todo lo anterior indica que el perfeccionamiento de la iglesia de Cristo es una tarea que aún no ha terminado. Es un proceso constante y permanente que continuará hasta que el Señor venga.
En los pasajes arriba citados, se nos dicen cosas como: "a fin de perfeccionar a los santos..." "para la edificación..." "la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.." "hasta que todos lleguemos... a un varón perfecto..." "recibe su crecimiento para ir edificándose..." Es decir, no se edifica lo que ya está terminado; no crece lo que ya completó su crecimiento; y no se perfecciona lo que ya es perfecto. Eso demuestra que aún estamos en el proceso.
Solo nos toca vivir día a día honrando lo que el Señor hizo por nosotros:
"...Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación."
Efesios 4:1-4
Ahora bien, también hay que tener presente que esa iglesia que Cristo está perfeccionando, la futura Esposa del Cordero, es una sola; es lo que la Biblia llama "el Cuerpo de Cristo". No se refiere a organizaciones ni entidades humanas; sino, por decirlo de alguna forma, se refiere a un "ente" invisible como un todo, pero a la vez, visible en cada una de sus partes; es decir, visible en cada creyente lavado por la sangre de Cristo.
Y si esa verdadera iglesia (que es "el Cuerpo de Cristo", del cual él es la Cabeza) no es todavía una iglesia perfecta, ¿qué se puede esperar entonces de las iglesias locales, organizaciones, nominaciones y demás? ¿Esperamos que sean perfectas, siendo agrupaciones humanas imperfectas, fundadas, conformadas y dirigidas por simples seres humanos que, aunque sean cristianos, siguen siendo imperfectos y falibles?
Por eso reitero, no encontrarás iglesia perfecta. No la busques, porque perderás el tiempo y te frustrarás en el proceso.
6. Entonces, ¿cómo lidiar con una iglesia imperfecta?
Con todo lo dicho hasta ahora, espero no haberme dado a entender mal. No estoy en contra de las iglesias locales. Yo misma soy parte de una. Ni tampoco estoy en contra de las organizaciones cristianas en sí (al menos, no de la mayoría de ellas). Entiendo que son necesarias para establecer cierto orden y funcionamiento.
Más bien, lo que quiero expresar en este escrito es que un cristiano que ama a Dios no puede andar por ahí como chapulín, saltando de iglesia en iglesia, solo por ciertos detalles que no le gustan de ellas; o porque las cosas no siempre se hacen exactamente como a él le gustaría. La mayoría de las veces uno tendrá que lidiar con cosas así, gústenos o no. Es algo casi imposible de evitar, porque todavía no vivimos en un mundo perfecto, ni tampoco con congregamos en una iglesia perfecta.
Por algo el apóstol Pablo nos dejó dicho que la manera de hacerlo es: "soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu." (Efesisos 4:2). Y recalco las palabras: "soportar", "con paciencia", "en amor" y "solícitos en guardar" (o procurando mantener) "la unidad".
Es que si no tenemos una actitud así, jamás soportaremos ser parte de ninguna iglesia local, ni muchos menos, ejercer algún ministerio; porque tratar con personas es una de las cosas más difíciles que hay.
Por eso, he escuchado a alguna gente decir que prefieren tratar con números, con elementos químicos, con ciencias físicas, con letras, con plantas, con máquinas, con animales, con alto voltaje, e incluso, ¡con explosivos! Pero ¿con personas? ¡Jamás! Bueno, así dicen algunos.
También se da el caso de algunos creyentes que saltan de iglesia en iglesia porque andan en búsqueda de la iglesia perfecta, pero perfecta para su propia conveniencia. Es decir, quieren un lugar donde puedan hacer lo que les da la gana, sin que nadie les diga lo que está mal. Ellos solo buscan vivir un "evangelio light", cómodo, fácil, que no implique sacrificios ni esfuerzo. Lo único que quieren es que "los dejen tranquilos". Pero eso no fue lo que enseñó nuestro Señor Jesús.
A esta clase de cristianos no les interesa si ante Dios, todo está bien y correcto en su iglesia. Cuando llega el momento en que la palabra viva y sana que se predica los enfrenta consigo mismos y los incomoda, ya hasta ahí llegaron en esa iglesia. Y, ¡zaz! Se van más rápido que volando.
Ahora bien, soportar o sobrellevar no es sinónimo de alcahuetear, negar ni cerrar los ojos ante aquello que verdaderamente está mal. No podemos ni debemos irnos a ese otro extremo, pues es algo muy peligroso.Y eso nos da pie para el siguiente punto:
7. Una cosa es una iglesia imperfecta, pero verdadera. Y algo muy distinto es una iglesia falsa, desviada de la verdad o corrompida:
Es decir, el hecho de entender y aceptar que no hay iglesia perfecta (y que nuestra iglesia local tampoco lo es) no significa en ninguna manera aceptar ciega y absolutamente todo lo que nos quieran implantar, ni todo lo que se diga, se enseñe, se haga o se practique en tal o cual iglesia. Hay que tener criterio propio y un firme fundamento espiritual, ministerial y práctico para jamás dejarse engañar ni manipular.
No se puede, ni tampoco pretendo, tapar el sol con un dedo. Es bien sabido el hecho de que, lastimosamente, hoy existe corrupción en muchas iglesias cristianas evangélicas alrededor del mundo.
Existen diversas prácticas incorrectas en las iglesias (y digo "incorrectas", no porque sea yo quien establezca las pautas de lo que es correcto o no, sino porque son prácticas que van en contra de lo que Dios enseña y establece en su Santa Palabra). También, tal como lo hacían los fariseos, algunos cristianos practican y enseñan dogmas humanas, como si fuesen doctrinas puramente bíblicas.
Además, hay corrientes de pensamiento en las que le predican a la gente solo lo que quieren escuchar, y justifican o "maquillan" el pecado para ganar más adeptos, para no "ofender" a la gente ni perder seguidores. Existe también un sincretismo religioso (en el ámbito evangélico), que pretende combinar lo santo con lo profano, y presentarlo como algo bueno y aprobado por Dios.
Igualmente, se han infiltrado, asumido y aceptado en la iglesia del Señor falsas doctrinas, propulsadas (tanto disimulada como descaradamente) por falsos maestros. Algunos incluso hacen grandes señales. Y muchos creyentes son engañados (principalmente aquellos ingenuos, confiados o con escaso fundamento espiritual y doctrinal).
En fin, hoy hay de todo en las iglesias. Pero nada de eso es sorpresa, pues ya fue pronosticado hace miles de años por Dios, a través del Señor Jesús (en los Evangelios), así como en las epístolas de Pedro, Juan, Santiago, Pablo, Judas, etc. Todo ello es señal de que estamos en los últimos tiempos y de que Cristo viene pronto.
Mas, a Dios gracias, la iglesia verdadera de Cristo siempre permanece:
"Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo."
2 Timoteo 2:19
Ahora bien, también se da el siguiente caso:
Otras iglesias, sin necesariamente apartarse de lo que es correcto, han perdido el norte y han enfocado su predicación y ministerio únicamente en ciertos aspectos, dejando a un lado otros aspectos igualmente necesarios e importantes.
Por ejemplo, algunos predicadores se concretan a enseñarle a la iglesia una actitud de victoria y positivismo, a la vez que predican a la gente sobre un Dios que es amor, misericordioso y perdonador. Todo eso es cierto, correcto y necesario. Pero no quieren decirle al pueblo que ese mismo Dios también es un Dios justo, que odia el pecado, que es fuego consumidor, que demanda santidad y que no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre siembre, eso va a cosechar.
También hay predicadores partidarios de la mal llamada "doctrina de la prosperidad", que se fueron a un extremo, al punto en que circunscribieron el término "prosperidad" solamente al factor económico o material. Pero la prosperidad que Dios quiere para su pueblo es algo integral, de lo cual, el aspecto material o de dinero es tan solo una de sus aristas, pero no es el todo.
Predicar de una prosperidad que esté bíblicamente enfocada no es malo; más bien, es necesario. Pero no puede ser que en una iglesia todas las predicaciones se centren siempre en el mismo tema, olvidándose de predicar acerca de la santidad, del pecado, de la pronta venida de Jesucristo, de la gran tribulación, de la salvación, de los dones espirituales, de las misiones y evangelismos, del perdón y misericordia, de la alabanza y adoración a Dios, de los milagros y sanidades, etc.
El mensaje del Evangelio que enseñó Jesucristo y que quedó plasmado a lo largo de la Biblia es amplio, completo e integral, y abarca una amplia gama de aspectos. Y la iglesia no puede ni debe circunscribirse solamente a un "segmento" del Evangelio, dejando a un lado todo lo demás y tomando únicamente lo que más le guste o le convenga, según el caso.
La Biblia misma nos enseña a "examinarlo todo, y retener lo bueno." (1 Tesalonicenses 5:20).
Por eso, el Señor nos ha dado una mente pensante, una conciencia que examina las cosas, y sobre todo, nos ha dejado la guía y revelación de su Santo Espíritu, quien "nos enseña todas las cosas" y "nos guía a toda la verdad", para que "no seamos llevados por todo viento de doctrina".
"Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho."
Juan 14:26
"Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad..."
Juan 16:13
"Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo."
Efesios 4:14-15
"Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema."
Gálatas 1:8-9
Mas, si lo anterior no fuese el caso de nuestra iglesia, sino que la iglesia en la que estemos (como organización en sí) predica la sana doctrina del Evangelio que Cristo enseñó y se esmera en practicarla y enseñarla integralmente; y si sus pastores son cristianos genuinos, de una sola pieza, temerosos de Dios y apartados del mal, que verdaderamente aman y sirven a Dios y a la gente; entonces, no deberíamos amargarnos cuando surjan en la iglesia (pues, de hecho, surgirán) ciertos detalles que no nos agraden. Claro está, siempre y cuando dichos "detalles" no vayan en contra de la palabra de Dios, ni comprometan o alteren en manera alguna los principios fundamentales que sostienen nuestra fe).
Ahora bien, si nuestras diferencias con tal o cual iglesia o hermanos en la fe son respecto a cosas triviales, bien podemos ignorarlas. Al respecto, conozco cristianos contenciosos que literalmente se amargan y se dedican a combatir una iglesia o a pelear con otros creyentes, simplemente por tonterías sin importancia. Les encanta discutir acaloradamente acerca de sucesos, personajes, fechas, nombres, palabras, lugares, y doctrinas que no están del todo claras en la Biblia y que aún siguen siendo un misterio para muchos. Pero, pienso yo: si no se trata de cosas que contradicen los cimientos de mi fe, ¿por qué me voy a amargar y enfocar tanto tiempo y esfuerzo en demostrar que algo es así como yo digo o pienso, y no como dicen otros? Eso no vale la pena.
Hay algunos tan contenciosos a los que ya les falta poco para armar un altercado, solo por discutir si Adán y Eva tuvieron o no tuvieron ombligo...
(En lo particular, pienso que no tuvieron ombligo, pues no tuvieron cordón umbilical, ya que jamás estuvieron en el vientre de una madre.... Pero bueno, eso no tiene la menor importancia ni viene al caso... jajajajaja....)
¿Ven? A cosas como esas me refiero...)
Hay algunos tan contenciosos a los que ya les falta poco para armar un altercado, solo por discutir si Adán y Eva tuvieron o no tuvieron ombligo...
(En lo particular, pienso que no tuvieron ombligo, pues no tuvieron cordón umbilical, ya que jamás estuvieron en el vientre de una madre.... Pero bueno, eso no tiene la menor importancia ni viene al caso... jajajajaja....)
¿Ven? A cosas como esas me refiero...)
"Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes.
Mas, evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad."2 Timoteo 2:16
8. Hay diversos tipos de iglesias...
Ahora bien, también hay que tener presente que existen diversos tipos de iglesias (refiriéndome en este caso a la iglesia, como organización local en sí). Unas iglesias son más fuertes y sólidas en determinados aspectos; mientras que otras iglesias tienen su punto fuerte en otros aspectos.
Son pocas (o casi ningunas) las iglesias ministerialmente "completas", o sea, que abarquen y cubran TODAS las áreas ministeriales, con la consecuente manifestación de TODOS los dones espirituales, y que no adolezcan de ser débiles en algún aspecto.
Si vemos las cosas desde un aspecto práctico y real, podríamos decir que las iglesias suelen ir, ser o moverse de acuerdo a su pastor. En otras palabras, cada iglesia se enfoca y trabaja en sintonía con la visión, misión y orientación que le imprime su pastor.
Por ejemplo, hay iglesias con una orientación fuertemente misionera, porque su pastor tiene su corazón en las misiones. Así, una iglesia misionera invierte gran parte de sus recursos en enviar, apoyar o sostener misioneros, y levantar iglesias en países con gran necesidad de obreros. Incluso de los propios miembros de la congregación Dios levanta misioneros que dedicarán su vida a servirle de esa forma.
También hay iglesias con una profunda formación doctrinal. Sus miembros estudian y manejan muy bien la palabra de Dios. ¿Por qué? Porque su pastor, además de ser pastor, es también todo un maestro de la palabra. Así, le imprime al pueblo ese amor e interés por escudriñar las Escrituras, y los instruye cabalmente en ese aspecto.
Otras, son iglesias cuyo punto fuerte es la alabanza y adoración a Dios, precisamente porque su pastor es un adorador. Y por "adorador" no me refiero en este caso a que ese pastor sea necesariamente un músico o cantante. No. Por "adorador" me refiero a que es un pastor con corazón de adorador. Es decir, que ama a Dios y se deleita en exaltarle en todo tiempo, con profundidad y en libertad, porque él mismo conoce, comprende y enseña la importancia de la alabanza y adoración a Dios.
Por otro lado, también hay iglesias con un énfasis evangelístico. Es decir, tienen efectivas estrategias para transmitir, difundir y predicar el evangelio (tanto persona a persona como a multitudes) alcanzando a la gente para Cristo. Y en eso enfocan la mayoría de sus esfuerzos. Su pastor, muy posiblemente, tiene un fuerte llamado como evangelista.
De manera similar, algunas otras iglesias se involucran profundamente en el área del trabajo social, ayudando (no solo con la predicación de la palabra de Dios, sino también con hechos tangibles) al pobre, al necesitado, a los niños, a los indigentes, a los presos, a los adictos, a las personas en riesgo social y demás.
Otras iglesias son fuertes en un ministerio de guerra espiritual, o en la manifestación de los dones del Espíritu Santo, incluyendo milagros y sanidades; o en la edificación, motivación y restauración espiritual y emocional de las personas. Y eso es solo por dar algunos ejemplos.
Lo ideal sería que todas las iglesias abarcaran o se desempeñaran en todos los ministerios y dones. Pero en la realidad, rara vez resulta así. Es más, cuando una iglesia es fuerte en uno o dos enfoques ministeriales, lastimosamente sucede que suele ser algo débil en otro punto.
Y todo nos lleva de nuevo al meollo de la esencia de este artículo: No hay iglesia completa, no hay iglesia perfecta.
Ahora bien, como creyentes, y por nuestro propio bien, debemos permitir que Dios nos guíe y nos sitúe en la iglesia o ministerio que vaya más de acuerdo al llamado que él ha hecho (o hará) a nuestras vidas. De esa manera, podremos ejercer efectivamente el o los ministerios para los cuales Dios nos ha equipado y escogido.
Por ejemplo, si lo mío es el ministerio de la alabanza y adoración, es más factible que pueda desarrollarlo y ejercerlo en libertad si el pastor tiene un corazón de adorador y, por ende, tanto él como la iglesia tienen una visión clara de la importancia, poder y belleza de alabar y adorar a Dios, entendiendo que ello va muchísimo más allá que simplemente música, pues entienden que la adoración a Dios es una forma de vida.
De manera similar, si tienes un fuerte llamado evangelístico, seguramente te sentirás más feliz, más libre y más útil bajo la cobertura de una iglesia que también apunte hacia un enfoque evangelístico. Y así sucesivamente ocurre con los demás ministerios.
9. ¿Como lidiar con nuestros desacuerdos a nivel ministerial u organizativo en la iglesia?
Quiero aclarar que en este apartado no me referiré a diferencias con la iglesia de tipo drástico, como cuando la iglesia cae en alguna falsa doctrina o incurre en prácticas dañinas o cosas semejantes que sean claros indicativos de que dicha iglesia ya no está dentro de la sana doctrina de Jesucristo. En ese caso, lo mejor es salir de en medio de un sitio así. Más bien a lo que me referiré en este caso es a diferencias de otro tipo. Veamos.
En ocasiones, surgen desacuerdos de la gente con su iglesia respecto a la manera de operar o al sistema de trabajo mediante el cual se hacen las cosas. Puede ser que a veces no compartamos la manera en que algunas cosas se hacen, ni la forma en que se toman determinadas decisiones. Quizás incluso no nos agraden determinados líderes de los diversos departamentos o ministerios de la iglesia, o no consideramos necesario tal o cual proyecto o actividad que se va a realizar. Eso es solo por poner ejemplos hipotéticos, a manera de ilustración.
En esos casos, la solución no es cambiarnos de iglesia de buenas a primeras, pues posiblemente nos toparemos con problemas similares o hasta con otros peores. A veces, como dice el refrán, "mejor es malo conocido, que bueno por conocer..."
Cuando solo somos laicos en la congregación (es decir, no ocupamos ningún puesto de liderazgo o no somos parte de algún ministerio en concreto dentro de la iglesia), es menos difícil sobrellevar ciertos desacuerdos o puntos de vista diferentes. Pero ya cuando por determinadas razones la situación se torna casi intolerable, al punto en que se nos hace virtualmente imposible trabajar dentro de tal o cual ministerio de la iglesia, lo mejor es tratar de conversar en paz, respeto y sabiduría con las personas involucradas, en especial, con los líderes correspondientes o incluso con el pastor.
Si aún así no hallamos una "solución" que nos parezca "aceptable", nos quedan básicamente tres opciones (las dos primeras las considero aceptables, pero no así la tercera):
Opción 1 (Aceptable):
Hacernos voluntariamente a un lado (en paz y sin disputas), en el sentido de retirarnos (quizás temporalmente) del departamento o rama del ministerio con el cual hemos estado confrontando desacuerdos. Así, los dejamos a ellos trabajar a su manera, aunque nosotros no consideremos que estén en lo correcto. Y hacernos a un lado de determinada área de trabajo no significa dejar de congregarnos, ni hacernos a un lado de la iglesia, ni mucho menos, del Señor.
Lo que debemos hacer es dedicarnos a buscar más de Dios y orar por nuestros hermanos, poniendo delante del Señor aquella situación conflictiva o de discrepancia. Hay que darle tiempo y espacio a los demás, y también dejar que Dios actúe como él quiera. A la vez, debemos ser sinceros y humildes delante de Dios y pedirle no solo que les muestre a los demás "su error", sino también pedirle que nos abra los ojos y permitirle que nos revele si en realidad somos nosotros los que estamos equivocados. Y de ser así, ser obedientes al Señor y hacer las correcciones necesarias de nuestra parte.
Opción 2 (Aceptable):
Buscar la dirección de Dios y, solo si él así nos lo muestra, irnos de aquella iglesia. Pero no salir simplemente por salir, para andar errantes por ahí sin rumbo y sin saber a dónde vamos. No somos Abraham (que salió sin saber a dónde iba exactamente). Lo óptimo sería tener la revelación de Dios acerca de dónde él quiere que nos dirijamos. Pero de no ser así, y ya no sentimos que recibimos la edificación o ministración necesaria en la iglesia en que estamos, sería mejor salir de allí, no sea que nos amarguemos o debilitemos. En ese caso, quizás lo más recomendable sería empezar a buscar, asistiendo a algunas iglesias, probando para ver con cuál estamos más afines, tanto doctrinal, como ministerial e incluso, emocionalmente. Pero nunca dejemos de congregarnos.
Y no necesariamente tenemos que buscar una iglesia en donde inmediatamente podamos empezar a ejercer algún ministerio. A veces (y más si hemos sido líderes por muchos años), llevamos tanto tiempo dando y dando y ministrando a los demás, que seguramente no nos haría ningún mal congregarnos en una iglesia en donde podamos recibir de Dios y ser ministrados y edificados, permitiendo que el Señor trate con nosotros. Claro está, esto ha de ser por un tiempo, porque tampoco es cuestión de quedarnos por años sentados en una banca, sin servir a Dios en aquella rama o ministerio a la cual él nos haya llamado.
Ah, y si decides irte de tu iglesia, procura irte en paz y armonía, siempre con la cabeza en alto. Nunca te vayas enemistado con nadie, ni con amargura en tu corazón. Tampoco te vayas como si fuera el rapto: de pronto te desapareciste y nadie supo más de ti. Mejor, conversa con tu pastor y explícale la razón o razones por la cual te retiras de la iglesia, agradécele por todo lo que ha hecho por ti, y pídele su bendición. Porque, incluso si hubieses tenido alguna discrepancia con tu pastor, estoy casi segura de que no puedes negar que en algún momento esa persona te fue de bendición. Si no hubiera sido así, quizás ya te hubieras ido desde hace mucho tiempo. Pero si permaneciste en esa iglesia (quizás por varios o muchos años) fue porque algo bueno encontraste en ella. ¿No crees?
Hay un refrán que dice: "No quemes un puente antes de llegar a él". En este caso, yo modificaría ese dicho y diría más bien: "No quemes un puente después de haberlo cruzado. Nunca sabes si necesitarás pasar por él de nuevo". Y tampoco cierres las puertas detrás de ti. La vida da muchas vueltas, y nunca sabes si te toparás otra vez con esa misma puerta. A buen entendedor, pocas palabras.
Recordemos lo que nos dijo el apóstol Pablo:
Opción 3 (Por favor, ¡no lo hagas!):
Dedicarnos a mordisquear nuestro enojo, hablando mal de los hermanos con que tuvimos algún conflicto; menospreciar y criticar todo lo que hacen, obstaculizar su trabajo, publicar a diestra y siniestra sus errores, levantar discordia en la congregación, sembrar cizaña, amargarnos, abonar las raíces de amargura, auto-compadecernos, e incluso, irnos de la iglesia. Incluso, algunos hermanos "más temerarios" tienen la osadía de orar a Dios para "pedirle juicio" sobre sus hermanos. No creo que Dios les conteste aquellas oraciones.
Todas esas cosas son lo peor que pueden hacer. Por eso, en mi humana ignorancia, yo les recomendaría que se inclinen por la opción 1 o la opción 2. Pero jámas por la número 3.
9. ¿Como lidiar con nuestros desacuerdos a nivel ministerial u organizativo en la iglesia?
Quiero aclarar que en este apartado no me referiré a diferencias con la iglesia de tipo drástico, como cuando la iglesia cae en alguna falsa doctrina o incurre en prácticas dañinas o cosas semejantes que sean claros indicativos de que dicha iglesia ya no está dentro de la sana doctrina de Jesucristo. En ese caso, lo mejor es salir de en medio de un sitio así. Más bien a lo que me referiré en este caso es a diferencias de otro tipo. Veamos.
En ocasiones, surgen desacuerdos de la gente con su iglesia respecto a la manera de operar o al sistema de trabajo mediante el cual se hacen las cosas. Puede ser que a veces no compartamos la manera en que algunas cosas se hacen, ni la forma en que se toman determinadas decisiones. Quizás incluso no nos agraden determinados líderes de los diversos departamentos o ministerios de la iglesia, o no consideramos necesario tal o cual proyecto o actividad que se va a realizar. Eso es solo por poner ejemplos hipotéticos, a manera de ilustración.
En esos casos, la solución no es cambiarnos de iglesia de buenas a primeras, pues posiblemente nos toparemos con problemas similares o hasta con otros peores. A veces, como dice el refrán, "mejor es malo conocido, que bueno por conocer..."
Cuando solo somos laicos en la congregación (es decir, no ocupamos ningún puesto de liderazgo o no somos parte de algún ministerio en concreto dentro de la iglesia), es menos difícil sobrellevar ciertos desacuerdos o puntos de vista diferentes. Pero ya cuando por determinadas razones la situación se torna casi intolerable, al punto en que se nos hace virtualmente imposible trabajar dentro de tal o cual ministerio de la iglesia, lo mejor es tratar de conversar en paz, respeto y sabiduría con las personas involucradas, en especial, con los líderes correspondientes o incluso con el pastor.
Si aún así no hallamos una "solución" que nos parezca "aceptable", nos quedan básicamente tres opciones (las dos primeras las considero aceptables, pero no así la tercera):
Opción 1 (Aceptable):
Hacernos voluntariamente a un lado (en paz y sin disputas), en el sentido de retirarnos (quizás temporalmente) del departamento o rama del ministerio con el cual hemos estado confrontando desacuerdos. Así, los dejamos a ellos trabajar a su manera, aunque nosotros no consideremos que estén en lo correcto. Y hacernos a un lado de determinada área de trabajo no significa dejar de congregarnos, ni hacernos a un lado de la iglesia, ni mucho menos, del Señor.
Lo que debemos hacer es dedicarnos a buscar más de Dios y orar por nuestros hermanos, poniendo delante del Señor aquella situación conflictiva o de discrepancia. Hay que darle tiempo y espacio a los demás, y también dejar que Dios actúe como él quiera. A la vez, debemos ser sinceros y humildes delante de Dios y pedirle no solo que les muestre a los demás "su error", sino también pedirle que nos abra los ojos y permitirle que nos revele si en realidad somos nosotros los que estamos equivocados. Y de ser así, ser obedientes al Señor y hacer las correcciones necesarias de nuestra parte.
Opción 2 (Aceptable):
Buscar la dirección de Dios y, solo si él así nos lo muestra, irnos de aquella iglesia. Pero no salir simplemente por salir, para andar errantes por ahí sin rumbo y sin saber a dónde vamos. No somos Abraham (que salió sin saber a dónde iba exactamente). Lo óptimo sería tener la revelación de Dios acerca de dónde él quiere que nos dirijamos. Pero de no ser así, y ya no sentimos que recibimos la edificación o ministración necesaria en la iglesia en que estamos, sería mejor salir de allí, no sea que nos amarguemos o debilitemos. En ese caso, quizás lo más recomendable sería empezar a buscar, asistiendo a algunas iglesias, probando para ver con cuál estamos más afines, tanto doctrinal, como ministerial e incluso, emocionalmente. Pero nunca dejemos de congregarnos.
Y no necesariamente tenemos que buscar una iglesia en donde inmediatamente podamos empezar a ejercer algún ministerio. A veces (y más si hemos sido líderes por muchos años), llevamos tanto tiempo dando y dando y ministrando a los demás, que seguramente no nos haría ningún mal congregarnos en una iglesia en donde podamos recibir de Dios y ser ministrados y edificados, permitiendo que el Señor trate con nosotros. Claro está, esto ha de ser por un tiempo, porque tampoco es cuestión de quedarnos por años sentados en una banca, sin servir a Dios en aquella rama o ministerio a la cual él nos haya llamado.
Ah, y si decides irte de tu iglesia, procura irte en paz y armonía, siempre con la cabeza en alto. Nunca te vayas enemistado con nadie, ni con amargura en tu corazón. Tampoco te vayas como si fuera el rapto: de pronto te desapareciste y nadie supo más de ti. Mejor, conversa con tu pastor y explícale la razón o razones por la cual te retiras de la iglesia, agradécele por todo lo que ha hecho por ti, y pídele su bendición. Porque, incluso si hubieses tenido alguna discrepancia con tu pastor, estoy casi segura de que no puedes negar que en algún momento esa persona te fue de bendición. Si no hubiera sido así, quizás ya te hubieras ido desde hace mucho tiempo. Pero si permaneciste en esa iglesia (quizás por varios o muchos años) fue porque algo bueno encontraste en ella. ¿No crees?
Hay un refrán que dice: "No quemes un puente antes de llegar a él". En este caso, yo modificaría ese dicho y diría más bien: "No quemes un puente después de haberlo cruzado. Nunca sabes si necesitarás pasar por él de nuevo". Y tampoco cierres las puertas detrás de ti. La vida da muchas vueltas, y nunca sabes si te toparás otra vez con esa misma puerta. A buen entendedor, pocas palabras.
Recordemos lo que nos dijo el apóstol Pablo:
"Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres."
Romanos 12:18
Opción 3 (Por favor, ¡no lo hagas!):
Dedicarnos a mordisquear nuestro enojo, hablando mal de los hermanos con que tuvimos algún conflicto; menospreciar y criticar todo lo que hacen, obstaculizar su trabajo, publicar a diestra y siniestra sus errores, levantar discordia en la congregación, sembrar cizaña, amargarnos, abonar las raíces de amargura, auto-compadecernos, e incluso, irnos de la iglesia. Incluso, algunos hermanos "más temerarios" tienen la osadía de orar a Dios para "pedirle juicio" sobre sus hermanos. No creo que Dios les conteste aquellas oraciones.
Todas esas cosas son lo peor que pueden hacer. Por eso, en mi humana ignorancia, yo les recomendaría que se inclinen por la opción 1 o la opción 2. Pero jámas por la número 3.
Recuerda que NO HAY IGLESIA PERFECTA, no hay organización perfecta, no hay sistema perfecto, NO HAY GENTE PERFECTA.... Solo, personas imperfectas... ¡Y la iglesia está llena de ellas! El único perfecto ES DIOS.
Solo cuando encuentres gente perfecta, entonces hallarás también una iglesia perfecta...
No vayas a la iglesia buscando hallar personas perfectas, porque de seguro saldrás defraudado... Acude a la iglesia a encontrarte con EL PERFECTO, EL INFALIBLE, EL OMNISCIENTE, EL OMNIPRESENTE, EL OMNIPOTENTE, EL INCOMPARABLE... ¡Ese sí que jamás te defraudará!
Aunque seamos imperfectos, nos consuela el hecho de saber que el Señor nos promete que "el que anduviere por este Camino, por torpe que sea, no se extraviará" (Isaías 35:8)
Bueno, para cerrar este "imperfecto discurso de perfectas imperfecciones", quisiera dejarlos con el pensamiento de que, ya que la iglesia es la gente, entonces solo habrá una iglesia perfecta si no tuviese gente. ¿No les parece?
Así que, para aquellos que no quieren soportar la aflicción de lidiar con la gente, aquí abajo les dejo la muestra de una iglesia que encontré, la cual aparentemente sí es perfecta... Y ¿por qué digo que es perfecta? Porque no tiene personas... ¡Solo muñequitos de LEGO! (Jajajaja...).
Así que, para aquellos que no quieren soportar la aflicción de lidiar con la gente, aquí abajo les dejo la muestra de una iglesia que encontré, la cual aparentemente sí es perfecta... Y ¿por qué digo que es perfecta? Porque no tiene personas... ¡Solo muñequitos de LEGO! (Jajajaja...).
(Espero que lo tomen de la mejor manera; o como decía la Chimoltrufia, "Tómalo por el lado amable", jeje...)
Parroquia San Lego
ResponderEliminarEso si q me mato d la risa
jajajajajajajajahaa
Pero tienes mucha rason y este post es un fiel retrato d la realidad d hoy. De veraz me hizo pensar y tambien reir con el ombligo d adan.
Besos
Da tristeza las cosas q pasan a veses en la iglesias y los predicadores q se aproveban de la gente injenua q no conosen bien la bibli pero no en todas la iglesias pasa asi. Todabia ay pastores buenos y muchos cristianos verdaderosque amamos al señory syvq tenernos paziencia y amarnos unos a otros de verda
ResponderEliminarDejen de ser tan ladrones y sean serios el que vea esto intente ignorar el post anterior porque esto solo es una falsa religión centrada en quitarle dinero a los que no lo poseen. LADRONES.
ResponderEliminarFELICITACIONES POR TU TRABAJO, HERMANA....SOLO QUERIA DECIR QUE NO ESTOY EN BUSCA DE UNA IGLESIA PERFECTA, ESTOY DENTRO DE LA IGLESIA PERFECTA:LA IGLESIA DE JESUCRISTO Y ES LA QUE TIENE A PEDRO COMO FUNDAMENTO DE UNIDAD: "TU ERES PEDRO Y SOBRE ESTE PEDRO (PIEDRA) EDIFICARE MI IGLESIA"...POR LO TANTO ES UNA IGLESIA, NO UN SIN NUMERO DE DENOMINACIONES COMO LAS QUE HAY HOY. DIOS TE BENDIGA Y HAGA PROSPERO TU SERVICIO PARA LA GLORIA DE DIOS...¡¡¡PADRE ETERNO, QUE TODOS SEAMOS UNA SOLA FAMILIA PARA GLORIA TUYA. AMEN!!!
ResponderEliminarFELICITACIONES POR TU TRABAJO, HERMANA....SOLO QUERIA DECIR QUE NO ESTOY EN BUSCA DE UNA IGLESIA PERFECTA, ESTOY DENTRO DE LA IGLESIA PERFECTA:LA IGLESIA DE JESUCRISTO Y ES LA QUE TIENE A PEDRO COMO FUNDAMENTO DE UNIDAD: "TU ERES PEDRO Y SOBRE ESTE PEDRO (PIEDRA) EDIFICARE MI IGLESIA"...POR LO TANTO ES UNA IGLESIA, NO UN SIN NUMERO DE DENOMINACIONES COMO LAS QUE HAY HOY. DIOS TE BENDIGA Y HAGA PROSPERO TU SERVICIO PARA LA GLORIA DE DIOS...¡¡¡PADRE ETERNO, QUE TODOS SEAMOS UNA SOLA FAMILIA PARA GLORIA TUYA. AMEN!!!
ResponderEliminarMe parecen acertados sus enseñanzas. Me sirven demasiado. De nuevo, gracias y que el Señor Jesucristo le bendiga más!!!
ResponderEliminarMe parecen acertados sus enseñanzas. Me sirven demasiado. De nuevo, gracias y que el Señor Jesucristo le bendiga más!!!
ResponderEliminarUn trabajo muy bueno y con cobertura de varios aspectos del tema. Excelente, aunque también con pequeñas cosas por añadir...
ResponderEliminarDios la bendiga...
Gran trabajo hermana exelente post todo es correcto y con base biblica lo q usted dise hermana en la iglesia q yo voy es una iglesia de sana doctrina es una iglesia como todas imoerfectas pero con una doctrina con base biblica mi caso es q yo estube a punto de salir en mi caminar con cristo e pasado tribulaciones afliciones amargura de espiritu resentimientos rencor venganza odio xq es q en realidad nadie puede desir q el evangelio te trae paz amar al projimo si es cierto pero pienso q para poder pasar a eso primero tenemos q pasar por diversas pruebas tebemos q pasar por el fuego para ser pulidos el caso es q entre mas me metia con Dios trataba de ser un creyente un seguidor leal a los estatutos de el senor aun sabiendo q soy pecador y q seguire siendo pecador en el proseso e sido perseguido calumniado difamado humillado vitupereado a tal punto q la autoridad d la iglesia q es el pastor lo iso todo esto es increible el evangelio de cristo es verdadero xq la lucha q tebemos no es contra sangre ni carne es contra principados potestades de los aires en los reinos celestes la lucha q tenemos afura adentro de la iglesia es sobrenatural por eso nunca debemos poner la mirada en el hombre en el pastor xq ellos se equivocan tambien todos somos pecadores y de lo cual estamos exentos a cometer errores el caso es q pase todo esto llegue a retirarme de la iglesia por un tiempo 6 o 8 meses n fui me quede n busque otra iglesia xq sabia en el fondo de mi alma q eran pruebas pero a pesar de q lo sabia n ise caso me deje llenar de resentimiento y eso iso agravar mas el problema lo q decian de mi ahora n era una duda o simples comentarios ahora la gente comenta de mi como si fuera cierto lo q se dijo de mi, falle tropese mil veces cuando me retire de la iglesia si tan solo hubiera aguantado se q no tengo q demostrar mi inocencia de lo q se me acusaba pero era tanto mi ego me dolia tanto el alma q hablaran de mi cosas semejantes a tal punto q no queria saber nada estaba en amargura total de espiritu el resentimiento me envadio a pesar de luchaba para n sentir eso pero mi ego me ganaba regrese y cuando regrese n cambio nada todo es igual pero entendi algo q nuestra fe y confianza tiene q estar en el rey de reyes y senor de senores hermanos llegar a la estatura de el varon perfecto no es facil tenenos q pasar por mucho es mejor estar frio o caliente a estar tibio xq Dios vomita a tales, la carrera se corre con paciencia xq siempte habran obstaculos adversidades fallaremos en el camino tropezaremos muchas veces en el proseso Dios quiere formar un caracter en nosotros pero tebemos q dejarnos a que el termine su obra no importando la prueba la circustancias cuando la confianza esta puesta solo en Dios el nos conduce a la victoria
ResponderEliminarla felicito hna. Vicky, yo creo igual que usted. Dios le bendiga mucho.
ResponderEliminarsiga escribiendo porque es de gran bendición al pueblo de Dios. Gloria a Dios.