El poder oír, y más aún, el saber escuchar, es el primer requisito para poder expresarnos correctamente. Y dado el caso que nos atañe, respecto a servir al Señor en un ministerio musical, pues es obvio que el sentido auditivo es indispensable para poder cantar, así como para ejecutar un instrumento musical.
De allí, la importancia que todo ministro de alabanza debe concederle al cuidado del oído. Y esto es algo en lo que, lastimosamente, no todos ponen el debido cuidado.
Algunos músicos y cantantes en la iglesia del Señor acostumbran exponerse innecesariamente a un medio excesivamente ruidoso, dentro del ministerio que desempeñan para Dios. Muchas veces esto sucede por desconocimiento en cuanto al gran daño que esto pueda causar.Por otro lado, sería bueno tener aunque sea una idea general, de ciertos aspectos básicos del funcionamiento de nuestro oído, los cuales tienen que ver directamente con cómo percibimos, procesamos y discriminamos los sonidos. También hay otros fenómenos, tanto físicos como fisiológicos, que determinan la forma en que escuchamos y asimilamos los sonidos que nos rodean; todo debemos tener en cuenta.
En los artículos de esta serie, "EL OÍDO", iremos viendo un poco acerca de estos temas, los cuales nos pueden resultar de ayuda para desenvolvernos mejor dentro de un ambiente musical e inclusive, en nuestro diario vivir.
Además, tocaremos ciertos aspectos concernientes al cuidado de nuestra salud auditiva, ya que nuestro oído es, en parte, un requisito fundamental que necesitamos para servir al Señor en la música, ya sea cantando o tocando instrumentos musicales. Si usted no puede oír, obviamente, no estará en capacidad de hacer nada de lo anterior.
Cuidemos ese don de oír que nos ha dado el Señor y agradezcámosle por ello. Busquemos además, escuchar lo que conviene; aquello que resulte de edificación para nuestras vidas.
Recordemos que la fe viene por el oír. Y si esto es así en lo espiritual, pues resulta que también, en el mundo natural, aquello a lo cual prestemos oído y atención terminará, a la larga, moldeando gran parte de lo que lleguemos a ser.
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