El poder oír, y más aún, el saber escuchar, es el primer requisito para poder expresarnos correctamente. Y dado el caso que nos atañe, respecto a servir al Señor en un ministerio musical, pues es obvio que el sentido auditivo es indispensable para poder cantar, así como para ejecutar un instrumento musical.
De allí, la importancia que todo ministro de alabanza debe concederle al cuidado del oído. Y esto es algo en lo que, lastimosamente, no todos ponen el debido cuidado.