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febrero 16, 2010

LOS COLÉRICOS - Los temperamentos humanos

TEMPERAMENTO COLÉRICO:
La gran virtud de los coléricos es que poseen el carácter más férreo y la mayor fuerza de voluntad entre los demás temperamentos. Cuando emprenden algo no se conforman hasta concluirlo a toda costa, no importa qué tengan que hacer para lograrlo; para ellos el fin justifica los medios.
          Suelen ser muy seguros de sí mismos, independientes y sumamente autosuficientes, así como prácticos, por naturaleza y llenos de dinamismo y energía.
          Los coléricos no son sentimentales, efusivos ni mucho menos, cariñosos. Ni la empatía ni la simpatía son sus virtudes. Son muy cerebrales, en lugar de emocionales.
NOTA IMPORTANTE, antes de seguir leyendo:
          Quizás verá que algunas características aquí detalladas parecen encajar con su persona o con otros que conoce. Pero, ANTES de catalogarse a sí mismo o a otros dentro de determinado tipo de temperamento, el lector debe tener muy presente lo siguiente:
1. El presente es un vistazo del temperamento COLÉRICO PURO, presentado así, solo para una mejor comprensión de sus características.
2. Que las personas NO TIENEN un solo tipo de temperamento; sino la mezcla dos o más de ellos. Y esto, en distinta proporción o porcentaje, según cada individuo.
3. Que aquí solo son descritas las fortalezas y debilidades más notorias del temperamento colérico, y llevadas principalmente A SUS PUNTOS EXTREMOS.
4.  Que muchas de dichas características PUEDEN estar presentes en un colérico, SIEMPRE Y CUANDO éste sea el temperamento evidentemente predominante en esa persona.
5. Que NO TODAS las caracterísiticas aquí mencionadas estarán presentes, siempre y necesariamente, en todos los coléricos.
6. Que ciertos factores combinados, (como el grado de madurez e inteligencia emocional, la madurez espiritual y la edad cronológica ) son los que determinarán que un colérico presente o no las virtudes y defectos aquí descritos.


          Los coléricos tienen la debilidad de ser fríos, poco sensibles y de interesarse muy poco en los demás, dificultándoseles así las relaciones interpersonales; principalmente, las de índole afectivo.
           No tienen reparo en rechazar a otros con frialdad, sin tomar en cuenta los sentimientos ajenos. Por eso, cuando alguien abre su corazón ante un colérico, debe saber que se expone a ser lastimado. Y el más vulnerable a ser herido por un colérico es la persona de temperamento melancólico.
          Además, por su carácter voluntarioso, impulsivo y volátil, suelen perder fácilmente el control y luego les es difícil reconocer los errores que han cometido. Cuando ha ofendido o herido a alguien, aunque muy dentro de sí el colérico se sienta mal, le costará mucho admitirlo ante esa persona y pedirle perdón.
          Pero por otro lado, son bastante rencorosos. Tienen una excelente memoria, la cual les sirve tabién para recordar todo lo que le han hecho, y para echárselo en cara a su ofensor, cuando les sea necesario.
          Los coléricos no suelen ser, por naturaleza, ni cariñosos ni atentos; y por supuesto, son poco sentimentales y casi nada emotivos.
          Por eso, dentro de un grupo de alabanza se le suele ver al colérico como si no les gustara adorar al Señor, aún cuando pueda que sí se deleite en Dios en su interior. Es que no son expresivos para exteriorizarlo en sus palabras o sus actos, ni siquiera entre ellos y Dios; mucho menos, delante de los demás.
          Tienen a veces problemas en reconocer y aceptar su propia vulnerabilidad. Por eso también evitan las situaciones sentimentales o se sienten incómodos ante ellas, por su dificultad para expresar sus sentimientos y emociones. Y cuando (muy brevemente) llegan a expresarse emocionalmente, les parece entonces que están mostrando un signo de debilidad, o sienten que se ven ridículos.
          En lo que respecta a emociones, los coléricos tienden a levantar una especie de muro o pared entre ellos y las demás personas. Por eso, hay que armarse de amor, comprensión y paciencia para "penetrar" al corazón de un colérico y llegar a establecer una relación más íntima y de confianza con éste.
          Los coléricos buscan las relaciones, no por necesidad anímica ni emocional, sino principalmente para sacarles algo. Ahora bien, esto no significa que sean unos desalmados e incapaces de sentir amor. Sino más bien, que son selectivos, en cuanto a las personas de las cuales se rodean. Y si se trata de gente que no va a aportar nada bueno o útil para la persona del colérico, éste mejor las aparta a un lado, o más bien, se aparta él de ellas.
          Es que los coléricos son personas muy realistas y prácticas. Y esto, muchas veces, va a ir en contraposición con los sentimientos y las emociones.
          Otro aspecto del carácter de los coléricos es que cuando necesitan ayuda para algo, se les hace difícil reconocerlo, y mucho más, se les dificulta pedir esa ayuda. En ocasiones, por orgullo propio.
          El colérico evitará a toda costa pedir ayuda, aunque verdaderamente la esté necesitando.
          Por su alto grado de autosuficiencia, tratan siempre de hacer las cosas por sí mismos, bajo la política personal de "yo puedo solo"; aunque en realidad verdaderamente necesiten que alguien les tienda la mano. Prefieren pasarla mal, antes que tener que recurrir a pedir la ayuda de otros. Ese será siempre su último recurso. Y aún cuando alguien se ofrezca a ayudarle, el colérico agradecerá la oferta, pero preferirá seguir solo. Quizás termine por aceptar la ayuda, solo después de que la otra persona se la haya ofrecido, muy insistentemente.
          A diferencia del sanguíneo, que es extrovertido por buscar sobresalir y porque le gusta ser sociable, el colérico también se comporta extrovertidamente; pero solo cuando le es necesario, avanzando osadamente en determinada situación y enfrentando las circunstancias. Pero esto lo hará con el fin de alcanzar un objetivo determinado. Para él no hay obstáculo que valga y hará lo que tenga que hacer para salir airoso, sin interesarle qué piensen de ello las demás personas. La tenacidad es una de sus virtudes.
          Los coléricos son personas dinámicas, muy determinadas y de una voluntad muy fuerte. Podría decirse que es el temperamento más activo, aún más que el sanguíneo. Es que siempre andan haciendo algo o buscando algo que hacer. No les gusta perder el tiempo en cosas demasiado triviales y que, a su juicio, no lleven a nada productivo. Deben aprender a descansar, desestresarse un poco y vivir más relajadamente, recordando que la vida, más que una carrera de velocidad, es de resistencia.
          Tampoco tienen mucho sentido del humor, que digamos. Son bastante serios, pero no necesariamente, formales.
          Los coléricos son líderes innatos y se sienten cómodos en posiciones de liderazgo, pues así tienen el control. Y más que sentirse cómodos como líderes, en realidad, les gusta serlo. Saben muy bien tomar el control en situaciones que requieran dirección.
          Por ejemplo, si dentro de un grupo de personas en la calle se presena una situación de desorden, confusión o peligro y no hay dirección de nadie; pues el colérico es quien, sin pensarlo dos veces, actuará con rapidez y decisión, saliendo al frente para organizar y dirigir, aún sin que nadie se lo pida. Y los demás temperamentos se subordinarán voluntariamente a ese colérico y seguirán sus indicaciones, pues entienden que se necesita dirección en el momento y ven cómo esa persona parece brindársela, muy efectivamente. Es que, aunque él mismo no se haya dado cuenta de ello, el colérico lleva dentro de sí un líder en potencia.
          Pero como líderes, tienen la tendencia a ser muy duros, con tal de lograr hacer cumplir su voluntad o, simplemente, aquello que ellos creen es lo más acertado. Se tornan muy exigentes con sus subalternos y pretenden que todos marchen al ritmo que él lleva, el cual es bastante rápido; o más bien, acelerado. Y no todos pueden seguirle el paso.
          También pretenden que los demás acepten, de buenas a primeras, todas sus ideas, planes y metas. Así, son dominantes, hostiles, autoritarios e inclusive, hasta pueden ser en ciertas ocasiones, algo crueles en puestos de autoridad. Son rápidos para regañar y para acusar.
          Como los coléricos son muy eficientes y productivos, quieren que los demás sean como ellos, en ese sentido; y no aceptan menos que eso. Como ellos mismos trabajan arduamente, se sienten igualmente, en pleno derecho de exigir. Por eso, son muy duros y capaces de presionar demasiado, al punto de crear cierto grado de estrés en sus subalternos. Y cuando los coléricos delegan responsabilidades a otros, realmente demandarán que sean cumplidas.
          Cuando es necesario aplicar algún tipo de disciplina, el colérico es sumamente enérgico, pero no por eso, inflexible. Cuando alguien infringe una regla, él no se detiene a analizar las cuestiones éticas del asunto. Más bien, observa el hecho en sí. Y si, a pesar de la falta cometida, lo que se consiguió a raíz de eso (según él) valió la pena, no hay por qué castigar a nadie por ello. Para él, el fin justifica los medios. Él aplica las sanciones, no tanto ateniéndose a las reglas per sé, sino más bien de una forma bien práctica. Para él, las reglas están para cumplirse; pero si una regla no es funcional, ¿para qué seguirla? No tendrá reparo en romperla y establecer sus propias reglas, si a su juicio, son más prácticas y realistas.
          Los demás temperamentos, por lo general, no tienen problemas en reconocer y aceptar el liderazgo del colérico (aunque esto no significa necesariamente que siempre lo acepten de buena gana). Pero cuando dos coléricos se debaten una situación de poder, muy posiblemente habrá conflicto, tarde o temprano.
          Se podría decir que la mayoría de las veces al colérico le falta un poco de diplomacia, empatía y sensibilidad en el trato con la gente.
          Dentro de la obra del Señor, un colérico a quien le toque la posición de subordinado bajo el liderazgo de otro colérico, si no tiene la suficiente madurez espiritual, puede tender a provocar conflictos, a cuestionar la autoridad establecida e incluso, a rebelarse contra ella.
          Pero el colérico también tiene grandes dotes, como líder. Veamos:
          Por ejemplo, tiene la capacidad de observar a las personas e identificar en ellas qué es lo bueno que puede sacar de cada uno, conforme a sus cualidades, dentro de su equipo de trabajo. Por eso, sabe ubicar a sus subalternos en las tareas adecuadas para cada uno. Y también reconoce muy bien en qué cosas no son muy buenos, para no encomendarles tareas que no desempeñarán adecuadamente.
          Así como presiona a sus subalternos, diciéndoles lo que tienen que hacer, también sabe guiarlos y encaminarlos hacia el éxito. Si tiene que empujarlos, los empuja; y si debe halarlos, pues también lo hará.
          Se atreve a tomar decisiones con aplomo y a adoptar las medidas necesarias. Encuentra e identifica las oportunidades, casi de inmediato. Frente a una situación demandante y que exige una pronta respuesta, cuando todavía otros temperamentos estén analizando qué hacer, el colérico es quien, en pocos momentos, ya habrá tomado decisiones importantes que conducen a la solución. Al menos, a la solución más inmediata y necesaria ante esa determinada situación.
          Procurarán tener "un as bajo la manga"; es decir, un eficiente plan B, en caso de que falle el plan A. Cuando el colérico salga airoso de determinada situación lo disfrutará como una victoria personal. Es que lleva por dentro un espíritu vencedor.
          Son de recepción e impacto rápido. Es decir, que tal como los eventos, situaciones, propuestas y demás cosas van llegando al colérico, éste las capta y las analiza, de manera prácticamente inmediata y automática. Son muy listos, sagaces y astutos.
          Algunos estudiosos consideran a la ira o cólera como la fuerza impulsora del colérico. De allí el nombre de este temperamento. En otras palabras, su forma de pensar, sentir y reaccionar ante la vida se basa, principalmente, en un sentido aguerrido de "ataque" y de acción ante las situaciones.
          El colérico no es pasivo ni reactivo, sino proactivo. Él no es de los quesimplemente, reciben las cosas y ya. Él hace que las cosas suceden. No reacciona ante los camibios; él hace y produce los cambios. Los coléricos son emprendedores y  "mueven" al mundo a su alrededor, con sus emociones "explosivas" y su energía para hacer. Siempre van un paso adelante de los demás.
          Son un tanto calculadores, pues de manera innata son desconfiados, por lo que analizan las situaciones; al menos, en sus aspectos más importantes. No pierden mucho tiempo contemplando las ramificaciones más triviales del asunto. Ellos van de lleno a la raíz del problema, para buscarle la solución.
          Son buenos para buscar soluciones prácticas e inmediatas; sin embargo, no son perfeccionistas. Les interesa hacer, pero no necesariamente hacerlo perfectamente bien. Lo que les importa es que la solución sea funcional, aunque no sea estrictamente perfecta. No cuidan los detalles. El problema de esto es que, en el trayecto, aunque resuelven de momento, también pueden dejar inconvenientes secundarios en el camino a quienes vienen detrás.
          Aunque es muy analítico y cerebral, toda esa aparente sensatez y el obvio raciocinio del colérico pueden ser fácilmente nublados por un impulso de ira o enojo, el cual puede conducirlo a reaccionar entonces de la manera no más acertada ni inteligente.
          Es que los coléricos se molestan o enojan con facilidad. Obviamente, la paciencia no es una de sus virtudes. Son demasiado impacientes. Todo lo quieren casi de inmediato y no saben esperar.
          Los coléricos responden demasiado rápido a las situaciones: actúan primero y luego, piensan. Son impulsivos, volátiles y explosivos.
          Puede que después de un rato, se terminan dando cuenta de su error, pero solo cuando ya es muy tarde, pues el daño ya está hecho. Además, son demasiado obstinados, como para reconocer que se han equivocado. En realidad, hay una muy delgada línea, cuando la tenacidad del colérico, como virtud, se convierte en obstinación, como defecto.
          Tiene mentalidad de vencedor, lo cual es bueno, en esencia. Pero debido a eso, suele ser mal perdedor. Siempre quiere tener la última palabra; mejor dicho, siempre quiere tener la razón.
          Por ejemplo, en medio de una discusión, aún cuando dentro de sí se convenza de que está equivocado, puede que insista en sostener su posición, solo por demostrarse a sí mismo y a los demás que él fue quien pudo más. Además, porque le cuesta admitir ante su contraparte que se equivocó.
          Quizás se jacte de ser muy racional y analítico, pero en la práctica, puede ser muy poco tolerante ante las diferencias de opiniones con otras personas. No soporta que otros piensen o actúen de una manera en que, según él, no es la más acertada; incluso se enoja por ello.
          El colérico es decidido y firme de opiniones, las cuales muchas veces pretende imponer ante los demás, ya que su grado de tolerancia es muy bajo.
          Él siempre cree tener la razón y utilizará todo su poder de convencimiento para hacer cambiar el razonamiento de la otra persona. Se le hace muy difícil tratar de meterse "en los zapatos del otro", pues tiende a enfocar las cosas, solo desde su punto de vista personal.
          Por su capacidad analítica, el colérico es bueno para "llevar la batuta", argumentar y litigar (siempre y cuando no pierda antes la paciencia); y no dudará poner los puntos sobre las íes cuando le sea necesario. A él no le incomodará herir susceptibilidades.
          No se dejará "pisar" de otros. Más bien, él lo hará primero, si es que así lo necesita. Apremia a los demás para conseguir lo que quiere y, si tiene que pisar a otros en el camino, lo hará. No se auto-mide a sí mismo; puede ser ambicioso y egoísta.
          Debido a su facilidad para el pensamiento lógico, suelen tener habilidad para las ciencias abstractas, basadas en las Matemáticas y sus derivados, como la Física, el lenguaje informático y similares.
          Son los coléricos, por lo general, personas organizadas, muy analíticas y eficientes, además de tenaces y perseverantes, lo que suele ser su mayor cualidad. Así, tienen la base ideal que requiere todo líder.
          Solo que las durezas y asperezas de su temperamento deben ser balanceadas con un poco de los temperamentos pasivos, También, es importante que el colérico permita que su carácter sea moldeado por el Señor. De ser así, puede llegar a alcanzar y lograr grandes, pero grandes cosas.

NOTA: Para una mejor comprensión de la manera en que las personas se desempeñan en una ministración musical, de acuerdo a su temperamento particular, puede ver luego estos dos artículos:

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