Hemos analizado con anterioridad, en esta serie, las diversas formas a través de las cuales podemos renirle honor al Señor. Ya hemos visto cómo honrar a Dios con nuestras palabras, así como con nuestro corazón y nuestros pensamientos.
Tal como podemos o no honrar al Señor con nuestras palabras, con nuestra mente y con nuestro corazón, pues igualmente todo lo que hagamos, nuestros hechos (ya sea por acción u omisión), pueden ser de testimonio, darle la gloria a Dios e inspirar a los demás a rendirle también gloria a él. Pero igualmente nuestras acciones pueden generar todo lo contrario. >>>